Allegoria della Filosofia - Giacinto Brandi [Colección privada] |
Y acá voy saliendo, de a poco, de aquella noche oscura en la que olvidé lo bueno que es la Filosofía. Y los modos en que la soñé para mí; o que Ella me soñó para sí. Y la medida de su relación.
Y acá voy saliendo, de a poco, de aquella noche oscura en la que olvidé lo bueno que es la Filosofía. Y los modos en que la soñé para mí; o que Ella me soñó para sí. Y la medida de su relación.
Nos habla a todos otra vez hoy...
«¿No me conoces? ¿Por qué ese silencio? ¿Es la vergüenza o es el estupor lo que te hace callar? ¡Ojalá fuese la vergüenza! Pero no, ya veo que te anonada el estupor».
Parece decirme... ¡Cuánto tiempo ha pasado! E insiste:
«¿No me conoces? ¿Por qué ese silencio? ¿Es la vergüenza o es el estupor lo que te hace callar? ¡Ojalá fuese la vergüenza! Pero no, ya veo que te anonada el estupor».
Parece decirme... ¡Cuánto tiempo ha pasado! E insiste:
«No
hay peligro; es sólo un letargo lo que sufre, la enfermedad de todos los
desengañados». Dirigiéndose
no sé a quién: «“Ha
perdido momentáneamente la consciencia; no le será difícil recobrarla, si llega
a reconocerme. Para que pueda conseguirlo voy enseguida a limpiar sus ojos,
oscurecidos por la nube de cosas terrenales”. Dijo, y con un pliegue de su
vestidura enjugó mis ojos bañados en llanto».
«Así,
pues, volví mis ojos para fijarme en ella, y vi que no era otra sino mi antigua
nodriza, la que desde mi juventud me había recibido en su casa, la misma
Filosofía.
–¿Y cómo -le dije- tú, maestra de todas las virtudes, has
abandonado las alturas donde moras en el cielo, para venir a esta soledad de mi
destierro? ¿Acaso para ser también, como yo, perseguida por acusaciones sin
fundamento?
–¿Podría yo -me respondió- dejarte solo a ti que eres mi hijo, sin participar en tus dolores, sin ayudarte a llevar la carga que la envidia por odio de mi nombre ha acumulado sobre tus débiles hombros? No, la Filosofía no podía consentir quedara solo en su camino el inocente; ¿iba yo a temer ser acusada?; ¿iba yo a temblar de espanto, como si hubiera de suceder lo nunca visto? ¿Crees que sea ésta la primera vez que una sociedad depravada pone a prueba la sabiduría?»*.
* La consolación de la Filosofía, Boecio
Libro de finales del s. IV y principios del s. V d.C.
[Fragmentos de la traducción del Latín por Pablo Masa,
Ed. Perdidas, Retamar-Almería 2005]
[Fragmentos de la traducción del Latín por Pablo Masa,
Ed. Perdidas, Retamar-Almería 2005]