Las cosas que amo

Caritas Romana - Peter Paul Rubens
[Hermitage Museum, San Petersburgo - RUS]

Me parece que no es la primera vez que enfrento estas sensaciones... De frío. De soledad. De abandono. De males. Una habitación. Horas de viaje. Un escritorio. La cama. Mis libros. Descalzarse. Personas. Un café por la mañana y otros tantos durante el día. Un güisqui a la noche. Al menos uno. Diálogos. Ideas. Música. Dios. Y lo más mío, que más amo: letras, palabras. 

Son cosas de todos los días. Son mías. Son mías en mis días. Y en mis noches.

Son sensaciones, y percepciones. Son momentos e instantes.

Todas las cosas son palabras. Las palabras son todas las cosas. Pero ninguna palabra es una cosa, tan sólo una.

Me imagino las peores situaciones. Describo muchas experiencias. En todas ellas finjo perderlas también. Me quedo sin sensaciones. Sin frío. Sin soledades. Sin abandonos. Sin males. Sin una cama. Sin lugares. Sin libros. Sin zapatos. Sin personas. Sin un café a la mañana, sin ninguno durante el día. Sin días. Sin güisquis. Sin días y sin noches. Sin diálogos. Sin los otros.

¿Sin ideas…? No. Sin… ¿música? No sé...  ¡Sin Dios?

Al final del día, al comienzo de la noche estoy allí. Otra vez yo y las cosas que más amo: las letras y las palabras.

Todas las cosas que no tengo vienen a mí, nuevamente a mí, porque tengo letras; las tengo todas juntas en palabras. Con las palabras construyo todas las cosas, sin palabras las pierdo todas.

Tengo palabras y de repente, tengo voz. Y la escucho. Ahora es un sonido. El mundo cabe en una palabra. Dios es una palabra. Pero en ninguna palabra cabe otra. Y por eso las amo.

¿En qué manantial he de beber la inspiración cuando la carestía de palabras?

Per carità!

¿Qué haría sin las cosas que amo? ¿Cuál es la más importante de entre todas las palabras? ¿Hay sólo una? ¿Que haría yo, entonces, sin al menos una y la más importante de mis palabras…?

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