El silencio y nosotros

Komposition (VIII) - Wassily Kandinsky
[Solomon R. Guggenheim Museum, New York - USA]
 
 
¿Qué hacer cuando uno está un poco confundido? ¿en búsqueda de sí mismo? ¿o de algo en especial?
 
Podrían venir algunas otras preguntas en mi ayuda para alargar un poco estas líneas que hacen las veces de introducción. Por ejemplo: ¿Qué hacer frente al cansancio y la saturación que nos produce el peso de la hodierna vida? ¿Cómo afrontar esas situaciones cotidianas que nos agostan? Pienso en la relación debida a nuestros compañeros de trabajo, pareja, amigos, familiares... no sé, pienso un poco en todos ellos y en todos nosotros. No es que aquí venga a defender al individualismo, o al tuerto francés, pero hay algo en los otros que nos resulta insufrible; al punto tal de verlos no ya como personas... ¡Sino como cosas de las cuales sólo nos satisfaría si de nosotros desemejaren!
 
Muchas recetas hay sobre autoayuda, control de sí mismo y mediación, tolerancia, ejercicio de las virtudes, y un largo etcétera. Pero, por qué no, si cuando uno está con ganas de experimentar un poco... ¿probar con el silencio?
 
Para mí que el silencio tiene como una fuerza especial. Es algo parecido a un poder de suspender las cosas y sus efectos que llegan a nosotros a través de los sonidos, las imágenes, los aromas (y a veces olores), los sabores y algunas otras impresiones.
 
Una vez alguien me dijo, o leí, (van a tener que disculparme porque no recuerdo la fuente) que cuando uno "hace" (lo pongo entre comillas y en seguida explico el porqué); retomo, cuando uno "hace silencio" no es que nuestros sentidos dejen de trabajar. Sino que en lugar de aplicarse a las "cosas exteriores" se vuelven hacia las "cosas interiores".
 
Sería más o menos esto lo que quiero decir: que cuando dejamos de ver las cosas de afuera, comenzamos a ver hacia adentro; y cuando dejamos de escuchar lo que viene del exterior, se empieza a sentir la propia voz. Lo mismo sucede con el resto de los sentidos que ahora, en silencio, se aplican a nosotros. Si antes, en el caos en el que vivimos, nos inundaban los sabores y aromas de fuera; ahora, en el silencio, se vislumbran poco a poco el gusto y el perfume interior. Y el más humano de los sentidos, el tacto, sea tal vez el que peor la lleva: puesto que tocar es lisa y llanamente "sentir"...
 
Dejo lo anterior sólo por un par de renglones, y me ocupo de eso de "hacer silencio". Lo digo entrecomillado puesto que exige mucho, muchísimo, para lograrse. No es cuestión de tiempo. Nada que ver. Es un tema de "aplicarse a uno a mismo", a lo que somos... ¡o pensamos que somos!
 
Y ahora sí, vengo a cerrar todo este divague. Hablé de lo mal que estamos todos, o que al menos estamos algunas veces y en algunas situaciones. Puse un montón de preguntas. Y el tema del silencio y los sentidos. Dije que también era como algo a tener en cuenta solamente si quisiésemos experimentar, hacer experiencia propia de uno mismo al probar con el silencio.
 
El problema que puede acaecer es que tal vez a alguno sorprenda lo que vea, escuche, huela, guste y sienta de sí mismo... Me incluyo.
 
Digo... no sé... se me ocurre... ¿y si probamos con el silencio? ¿Qué ganaríamos (si es que)? ¿Qué resolveríamos, o empezaríamos a resolver? En fin... ¿Qué cosa encontraríamos allí mismo, entre el silencio y nosotros?

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