Maledicencia


La nascita di Venere - Sandro Botticelli
[Galleria degli Uffizi, Firenze -ITA]
 
Por esas cosas raras de la vida; por los seis grados bajo cero, por leer cada cosa que me cae entre manos, por interesarme por cuestiones que a nadie parecen preocupar, me encontré leyendo un particularísimo libro: Über den Umgang mit Menschen, del tudesco Adolph Freiherr Knigge.
 
Está escrito en un alemán antiguo, por lo que se me hace un poco complicado comprender enteramente ciertas estructuras gramaticales. Así y todo es un entretenido ejercicio para familiarizarse con tales formas. Mi interés no es otro que el de cultivar la honestidad filosófica: leer Platón y Aristóteles en el griego que escribieron, a Cicerón en su latín, a los medievales con su macarrónico, a Cervantes en castizo castellano, y -entre otros- a Nietzsche en la lengua que utilizó.
 
Decía que es entretenido, por el tema que trata. La traducción del título, la mía propia, sería más o menos así: "Sobre las relaciones, o el trato, como los hombres".
 
Este librito es conocido en el ámbito alemán por ser una suerte de vademécum social, una especie de guía práctica protocolar: cómo debemos comportarnos en tal o cual situación, con nuestros padres, hijos, profesores; con la gente adinerada, con los políticos, con los nobles; de qué cosas hablar, en qué momento, y un largo etcétera. Hay una parte que me llamó profundamente la atención: sobre el modo de comportarse con uno mismo.
 
De todos modos, no es sobre esta última lo que traigo aquí y ahora. Sino sobre el primer capítulo de la primera parte, intitulado: Allgemeine Bemerkungen und Vorschriften über den Umgang mit Menschen = "Observaciones y reglas generales sobre el trato con los hombres" (más o menos...).
 
Del extensísimo capítulo, rescato por ahora el punto que sigue:
 
4. ¡No reveles a nadie los defectos de tu prójimo, o vecino, para elevarte a ti mismo! ¡No expongas públicamente sus errores y miserias para brillar tú mismo a costa suya!
 
Yo no sé si esto tendrá todavía vigencia. O si todo tiempo pasado fue mejor. Este libro ya había sido publicado antes de 1790. De hecho, el prólogo a las dos primeras ediciones data de 1788. Yo tengo en mis manos la tercera, del 1790.
 
Diría con Cicerón: O TEMPORA! O MORES!

Si a la misma Venus quiso Botticelli apresuradamente cubrir, contrariando la maldad de aquellos que quieren ver y promover su desnudez... ¿Qué quedará para nosotros y el mundo hodierno... que vive pendiente de la impudicia ajena? ¿Y que continuamente maldice a toda persona? ¿Cuáles son los efectos, y las causas, de la maledicencia? ¿Por qué...?
 

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