La recta final

La persistencia de la memoria - Salvador Dalí
[Museum of Modern Art, New York - USA]


¡Qué difícil para mí hablar en estos términos! Digo, por lo de "recta final"...

Yo no vengo del mundo de las Matemáticas. Más bien escapo. Tengo una mejor relación con las letras. Además no me llevo bien con los números, a no ser que sean romanos...

Aún así, desde que comenzó "la última parte del año" vengo escuchando, en medio a algunas quejas sobre el cansancio y ajetreo cotidiano, expresiones más o menos como:

"Pero bueno, ya falta poco";

"Dale, estás en la recta final";

"Esta última parte del año es fatal";

"El último tramo se hace cuesta arriba";

"La recta final es la más difícil"

Todas éstas, y entre muchas otras.

Y decía que no me llevo bien con las Matemáticas. Ya sea euclidiana, o no euclidiana. Igualmente, vuelto al tema: en general no me seducen demasiado estas ni otras de las dichas ciencias cuantitativas.

Aún así, para mí -que soy un "innumerado" (abro paréntesis: volveré sobre esta diferencia entre "iletrado" e "innumerado" más adelante y tal vez en otra publicación, ya sé que tal palabra no existe)- esto de "la recta final" me parece una contradicción. Puesto que si las rectas sólo se tocan en el infinito; y el infinito no tiene final... ¿Dónde canejo se tocan? Y si es en el infinito, ¿dónde termina, pues, una recta?

Pero, como con las letras podemos hacer que hasta los números, con sus principios y operaciones, se vuelvan en sí mismo tan irracionales como contradictorios, hemos llegado a decir: "la recta final".

Esta misma frase parecería contener ese anhelo humano de "terminar", de "llegar a un fin", de "hacer posible lo que en sí mismo se muestra imposible".

La recta final es en nuestro lenguaje cotidiano un signo de esperanza, algo que sabemos que podemos. Que ya casi está, que ya casi todo pasó. Que por más que aún sea un poco, poquito, lo que todavía queda, lo que falta... ¡ya fue!

Saber que estamos en el último tramo, que falta un último empujoncito, que ésta es nuestra recta final... ¡Es reconfortante!

Por eso no importa cuánto falte, porque ya pasó mucho. Ni cuánto duela todavía, puesto que se aproxima su fin. Ni cuán oscuro, al término de toda noche sigue el día. Dicen que dicen, que "no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante"...

¡La recta final!

¡Avanti!

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