La fuerza del sino

Kop van een skelet met brandende sigaret - Vincent van Gogh
[Vincent van Gogh Museum, Amsterdam - NED]


Dijo el poseído por la fatídica fuerza, Don Álvaro, el de Ángel Saavedra Rivas:
 
¡Qué carga tan insufrible
es el ambiente vital
para el mezquino mortal
que nace en signo terrible!

¡Qué eternidad tan horrible
la breve vida! Este mundo,
¡qué calabozo profundo
para el hombre desdichado
a quien mira el cielo airado
con su ceño furibundo!

Parece, sí, que a medida
que es más dura y más amarga,
más extiende, más alarga
el destino nuestra vida.

Si nos está concedida
sólo para padecer,
y debe muy breve ser
la del feliz, como en pena
de que su objeto no llena,
¡terrible cosa es nacer!

 Al que tranquilo, gozoso,
vive entre aplausos y honores,
y de inocentes amores
apura el cáliz sabroso;
cuando es más fuerte y brioso,
la muerte sus dichas huella,
sus venturas atropella; 
y yo, que infelice soy,
yo, que buscándola voy,
no pudo encontrar con ella.

 Mas ¿cómo la he de obtener,
¡desventurado de mí!,
pues cuando infeliz nací,
nací para envejecer?
 
 
No lo sé si existe el destino.

Si existirá tal vez a fuerza de nuestras propias decisiones.

O en base a las decisiones de otros.

Pero... ¿para qué nací? ¡Qué buena pregunta!

¿Nacimos nosotros también para envejecer?

¿Y qué sobre el vivir?

No hay comentarios:

Publicar un comentario